Un alto el fuego, precisamente, en la zona en la la semana pasada la intesificación de los combates provocó varios bombardeos israelíes. Tras 6 años de guerra, nada es casual en este conflicto. Eso es evidente.
Cualquier tregua en Siria es una buena noticia, aunque sea parcial, frágil y tenga pocas probabilidades de perdurar. La que se ha anunciado después de la reunión de Putin y Trump, previa a la cumbre del G-20, en Alemania, entrará en vigor el mediodia del domingo, 9 de julio, en el suroeste del país. Concretamente en las provincias de Swedia, Daraa y Quneitra, esta última, fronteriza con los altos del Golán, ocupados y colonizados por Israel durante la guerra de los Seis Días, en 1967. Precisamente, la semana pasada, varios proyectiles lanzados desde Siria que cayeron en Israel provocaron la respuesta del gobierno de Benjamin Netanyahu, que ordenó el bombardeo de varias posiciones artilleras sirias. La posición del primer ministro israelí es clara: responder siempre, se trate de un ataque intencionado o no. Damasco advirtió de las consecuencias y acusó a Israel de colabrorar con los grupos yihadistas que operan en la zona.
Lo cierto es que, en estos momentos, a ninguna de las partes le interesa un aumento de la tensión en esa zona, por cierto, donde vive una importante comunidad drusa. Siria está ocupada en el norte del país. Ya domina casi toda la provincia de Alepo y mira hacia Idlib, las bolsas de resistencia de Damasco y Homs y hacia Raqqa. Allí, más al este, las fuerzas kurdas apoyadas por Estados Unidos atacan el gran bastión del DAESH. Israel, mientras, observa con preocupación hacia su frontera septentrional. En ese área, la resistencia rebelde mantiene alejados al ejército sirio, respaldado por sus dos grandes enemigos: Irán y la guerrilla chií Hezbolá.
Si echamos un ojo al mapa de la situación militar acutal se observa una amplia zona en el noreste, dominada por los kurdos, apoyados por Estados Unidos. Washington hace complicados equilibros para mantener las buenas relaciones con Turquía, que respalda a los rebledes que controlan la zona del noroeste. Y mientras, todos se disputan el territorio oriental, que ahora controlan los yihadistas del DAESH, en una situación más complicada. Por último está Israel, a quien no le va mal un colchón que mantenga alejados a sus enemigos o a cualquiera que reivindique la devolución de los altos del Golán.
Con tantas cuestiones por decidir no parece que la tregua en el sur sea más que un alto el fuego circunstancial mientras se dirimen otras cuestiones más importantes. Desde un punto de vista global, la situación militar -en este enlace se puede consultar un interesante mapa interactivo actualizado- es todavía muy inestable y no parece la más propicia para el fin del conflicto porque todas las partes tienen aún, mucho por lo que seguir luchando.
LOS ALTOS DEL GOLÁN AL ROJO VIVO
Primera Feria del Libro para La niña a las puertas del infierno