Veo a Felipe González, a quien conocí en casa de Teodoro Petkoff, en Caracas, en 2015, hablar en Telecinco y recuerdo la cara de melancolía del viejo político y guerrillero venezolano. Petkoff parecía agotado y muy dececpionado con la situación de su país y con el chavismo. Mientras esperábamos al ex presidente español, habló largo y tendido de Venezuela y del movimiento bolivariano sin resentimiento, pero con mucho pesimismo.

Quizás por la influencia de aquella conversación hoy coincido en casi todo el análisis que ha hecho González en la televisión privada. Él conoce bien el país, el régimen y la oposición y no se le puede tachar de criticar a Maduro por ser de derechas. Hoy me hubiera gustado preguntarle que piensa de la relación entre Maduro y Diosdado Cablello, porque todo el mundo mira a lo que van a hacer las fuerzas armadas venezolas, pero quizás, también habría que echar un ojo en esa dirección. Siempre se ha especulado con la mala relación entre ellos, aunque son muchos los que dicen que no es tal. Diosdado era uno de los nombres que con más fuerza sonaron para sustituir a Chávez aunque finalmente no fue el elegido. Es un exmilitar compañero de batalla del Comandante y tiene muy buenas relaciones con los generales venezolanos. Romper esa alianza sería un gran logro para Guaidó.

porque el movimiento bolivariano aún tiene muchos apoyos en la sociedad.
Maduro no es militar, como el Presidente de la Asamblea Constituyente, pero se ha ocupado de granjearse el apoyo de los altos mandos de las Fuerzas Armadas. Según la oposición les ha entregado sectores estratégicos como el petróleo, la producción de alimentos, e incluso les ha permitido introducirse en el negocio del narcotráfico. Si esto es cierto, parece difícil que los generales corruptos estén disupestos a perder ese estatus, ya sea por miedo

a un juicio posterior o a perder su fuente de ingresos.
Durante el tiempo que fui corresponsal de TVE en Sudamérica viaje varias veces a Caracas y pude entrevistar a líderes de la oposición como María Corina Machado o Henrique Capriles y a las mujeres de destacados dirigentes presos como Lilian tintori o Mitzi Capriles, las esposas de Leopoldo López y Antonio Ledezma -por cierto, aunque nuestro productor envió decenas de mails al oficialismo para conseguir una entrevista con Maduro o Diosdado, nunca lo logramos -. En todos esos encuentros había una constante: esos significados opositores se quejaban de las dificultades para presentar

un frente unido y sólido contra el chavismo.
Maduro aún tiene el apoyo de China y Rusia, dos potencias con poder de veto en el Consejo de Seguiridad de la ONU; de Turquía, un país de la OTAN y con la neutralidad e muchas naciones. Habrá que ver si Guaidó es capaz de lograr la unidad de la oposición interna y la implicación más que retórica internacional porque tan sólo con las presiones tuiteras y económicas del presidente estadounidense, Donald Trump, y con el reconocimiento de la mayoría -pero no todas – las democracias occidentales no será suficiente. Maduro sabe como resistir. Otros aliados suyos, como Cuba, por ejemplo, conocen la receta. Él ademas, tiene petróleo.
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