LOS ALTOS DEL GOLAN AL ROJO VIVO.

La escalada militar en el Golán continúa. Israel responde a cada proyectil que cae en su territorio con un nuevo bombardeo y Damasco ha avisado de que sus ataques podrían tener serias consecuencias.

Los altos del Golán, ocupados por Israel en 1967, otorgan una ventaja estratégica fundamental. Son la llave de un posible avance por tierra sobre Jerusaén o Damasco

Por tercera vez en ocho días la aviación israelí ha bombardeado posiciones del ejército sirio. La postura del primer ministro, Benjamin Netanyahu, es clara: responder a cada proyectil, sea un lanzamiento intecionado o no, que caiga en su territorio. Y eso, para él, incluye los altos del Golán. El ejército israelí, en el mensaje de SMS que envió ayer a la prensa extranjera tras el último bombardeo, reconocía que los proyectiles de mortero se debían a «fuego errático por los combates internos» entre facciones sirias. Es decir, que no había intencionalidad. Pero el ejecutivo de Netanyahu quiere dejar claro que su respuesta será contundente siempre que considere que su seguridad está en juego.

Mapa, del 28 de junio -South Front -. Los rebeldes, en verde y negro, dominan la zona entre los altos del Golán, ocupados por Israel y el ejército Sirio

El régimen sirio, al contrario, acusa a Israel de apoyar a los grupos vinculados con al Qaeda o al autoproclamado Estado Islámico, a los que ellos están combatiendo en los altos del Golán. Damasco insiste en que no ha ordenado ningún ataque en ese territorio tan significativo, ocupado por el ejétcito hebreo en la guerra de los Seis Días, en 1967. Precisamente, acaban de cumplirse 50 años de aquella contienda y los dos países aún continúan técnicamente en guerra. Desde un punto de vista estratégico, tiene cierta lógica que el establecimiento en esa frontera de una zona controlada por rebeldes contrarios a Bachar al Asad no sea una mala opción para Israel.

El jeque Nashrallah, líder de Hezbolá.

En estos momentos, la principal preocupación de Israel es Irán, que apoya decididamente tanto al gobiero sirio como a la guerrilla chií Hezbolá. Sin duda, el programa nuclear de Teherán es la gran amenaza pero no la más inmediata. Los expertos israelíes consideran que tanto tanto el gobierno de Damasco como el Partido de Dios tienen ahora más y mejor armamento y que sus unidades han adquirido una gran experiencia en el combate real. El gobierno de Netanyahu no olvida la guerra de 2006, en la que su ejército infringió un serio castigo militar a Hezbolá pero no logró ninguno de los objetivos que se había fijado para aquella campaña. De hecho, en Israel se consideró como una derrota. Más de diez años después, la guerrilla chií opera en toda Siria en estrecha colaboración con el ejército de Damasco y con Irán. Los tres enemigos más poderosos colaborando, mano a mano, en la fronterra norte. Ese era, quizás, el peor escenario que los estrategas israelíes hubieran imaginado en aquel entonces.

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