Según el ex Jefe del Mossad, Danny Yatom, Netanyahu no ha revelado nada que indique que Irán ha inclumplido el acuerdo de 2015. Sin embargo, hay cosas interesantes entre las líneas del discurso del discurso del Primer Ministro israelí.
«Los archivos nucleares no tenían ninguna pistola humeante porque hacía mucho tiempo que había humeado» dijo, con ironía, Yatom, el ex direcor del Mossad, los servicios de inteligencia israelíes que supuestamente han conseguido en Irán los documentos mostrados por Netanyahu. Tanto el ex espía como otros medios de comunicación locales aseguran que la mayoría de la información se refiere al período 1999-2003 o es anterior a 2015, la fecha del acuerdo por el que la República islámica se comprometía a detener su programa atómico a cambio del levantamiento de las sanciones nucleares. Gran parte de esa información se encuentra en un informe de la Agencia Internacional para la Energía Atómica -AIEA- fechado en diciembre de 2015. Por ejemplo, el Proyecto Amad, al que hizo referencia Netanyahu se recoge en los párrafos 22 y 23; lo relativo al sistema de detonación multiple de las cabezas nucleares, del 41 al 46 y los simuladores de implosión entre el 58 y el 62. Existe un reportaje detallado de lo que se refleja en ese documento de la AIEA en el diario conservador israelí Jerusalem Post.
Otro de los aspectos que destacó el jefe de gobierno israelí fue lo que calificó como «gran logro» de sus servicios de inteligencia, que habían conseguido sacar media tonelada de documentos y 100.000 archivos de un almacen secreto de Teherán. Con ello mandaba el mensaje de que el Mossad es capaz de robar inforación a su peor enemigo a más de 1.000 kilómetros de distancia. El hecho de que gran parte de la información esté en el informe de la AIEA, parece cuestionar esta hazaña si bien, el primer minstro desveló otros datos que dejan entrever que ese documento no es su única fuente. Entre ellos está la localización de los cinco lugares en el desierto de Lot y la provincia de Semnan donde los investigadores iraníes pensaron en realizar sus pruebas atómicas o el desarrollo de cinco cabezas nucleares de diez kilotones cada una. Y también hay quien considera que Netanyahu cometió un grave error con su la presentación. Entre ellos, el líder opositor Yair Lapid que mantiene que las revelaciones del Primer Ministro costarán un alto precio a la seguridad nacional porque ha descubierto las capacidades del Mossad en la República Islámica y puesto sobre aviso a la contrainteligencia iraní.
Tanto Yatom, como otros analistas internacionales e israelíes aseguran que Netanyahu no ofreció ninguna prueba consistente de que Irán haya violado el acuerdo, de ahí la frialdad con la que los líderes europeos han acogido las revelaciones. Sin embargo. la escenificación de Bibi confirma que el programa nuclear de Teherán sigue siendo la principal preocupación estratégica para Israel. A parte de dar argumentos al Presidente Trump para la decisión que debe tomar el próximo 12 de mayo sobre si se retira del acuerdo, el primer ministro israelí pretendía
volver a poner a Irán en el foco de la atención internacional en el marco del aumento de la tensión militar entre ambos países en el escenario de la guerra civil Siria. Horas antes de la ya célebre intervención televisiva, 26 personas murieron de las que, según algunos medios, 18 serían militares iraníes en dos ataques sobre bases sirias. El Ayatollah Ali Khamenei, el Líder Supremo de la Revolución Islámica responsabilizó a Israel. El enfrentamiento entre ambos países se juega ahora en Siria, donde la balanza militar está cayendo del lado de al Asad. Por ello, no parece lógico que el Presidente sirio esté interesado en involucrar demasiado a ningún actor en su contra, al menos hasta que no cuente con el visto bueno de Rusia, su principal apoyo. De momento las lineas rojas que ha anunciado Netanyahu son dos: que Irán desarrolle la bomba atómica y que Teheran establezca una presencia militar permanente en Siria. Esos serán los dos caballos de batalla del Primer Ministro israelí en lo refrente a la política de seguridad hasta las próximas elecciones en Israel.
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