EL DAESH NO ESTÁ DERROTADO

El califato del DAESH se desmorona, pero su derrota militar no supone su desaparición. La organización terrorista mutará y seguirá golpeando porque puede y sabe cómo hacerlo

Las útimas victorias militares sobre el DAESH sobre el DAESH en Siria e Iraq no suponen la desaparición del grupo terrorista.

Mosul, Raqqa, Deir Ezzour. Derrotas militares importantes y simbólicas. Eran necesarias y son un duro golpe para la organización terrorista más peligrosa de los últimos tiempos, que hoy en día ha perdido la mayor parte del territorio que llegó a controlar en Siria e Iraq. Con ellas, la organización se ve privada de importantes recursos financieros y de un espacio operativo de gran ayuda, pero su derrota total aun está lejos y situación actual plantea varias incógnitas en ambos países. Por ejemplo: qué va a ocurrir cuando desaparezca el enemigo común que ha forjado las difíciles coaliciones nacidas para derrotarlo. Lo que ha sucedido en el Kurdistán iraquí, donde las tropas gubernamentales han avanzado sobre las zonas en disputa con el gobierno de Erbil, es una muestra de ello.

Mapa de Iraq y siria en el que también se aprecia la frontera con Turquía, por donde estarían huyendo algunos líderes del DAESH tras sobornar a los rebeldes

Ahora los esfuerzos iraquíes se centran en erradicar la presencia del DAESH en la frontera con Siria. Mantener la presión militar sobre los yihadistas es imprescindible, pero no bastará. Además, hay que evitar, en la medida de lo posible, la huida de sus miembros. Activistas sirios denuncian que algunos de sus líderes han escapado por Turquía sobornando a rebeldes sirios. Unos veinte o treinta mil dólares por escapar a través de la provincia de Alepo hacia cualquiera de los países donde la organización tiene presencia: Norte de África, Oriente Próximo, el Cáucaso, incluso Europa. Y no nos olvidemos del Sudeste Asiático, una zona de porosas fronteras donde el Estado Islámico ya ha puesto sus ojos. El peligro de los yihadistas retornados es evidente.

Cartel de búsqueda del emir del DAESH en el sudeste asiático, Isnilon Hapilon, cuya muerte ha sido recientemente anunciada por el gobierno de Filipinas

Lo que ha ocurrido en Filipinas nos da una idea sobre cómo va a mutar y a comportarse la organización. El DAESH ha demostrado una gran capacidad de crecimiento mediante la absorción de estructuras islamistas ya formadas en otros países donde previamente no tenía presencia. En esta zona, hasta el mes de junio, más de 50 grupos armados ya habían jurado lealtad a Abu Bakr al Baghdadi. Lo normal es que el esquema de actuación se repita en otros lugares especialmente, en estados fallidos o allí donde los gobiernos no tengan suficiente presencia. Luchar contra este fenómeno será difícil y requerirá de una gran labor de los servicios de inteligencia que se verán obligados a colaborar entre sí para tener éxito.

Y por último tenemos la batalla más dura de todas: derrotar al califato virtual. El califato físico caerá bajo las bombas de los ejércitos, eso es indudable, pero el virtual será más difícil de destruir. Los yihadistas utilizan la red para radicalizar y reclutar fieles con una efectividad nunca vista hasta ahora. Gracias a ella contactan entre miembros y entre diferentes grupos y seguirles la pista es bien difícil. Han entrado en la Red; la dominan y la usan. Internet será el próximo campo de batalla.

EL CALIFATO VIRTUAL

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