NETANYAHU CEDE EN JERUSALÉN… POR AHORA

Cada cosa que pasa en Jerusalén es una pieza de un puzle interminable. Aquí nadie da puntada sin hilo y todos aprovechan cualquier ocasión para arrimar el ascua a su sardina. Pero lo más desconcertante es que sólo cuando colocamos la que creemos que es la ultima ficha del rompecabezas – sólo entonces – nos damos cuenta de que faltan muchas más.

Policía montada antidisturbios israelí en las calles que rodean la Puerta de los Leones. Las cúpulas doradas del fondo son las de Getsemaní

Lo que estaba en juego en esta crisis es mucho más que unos arcos de seguridad. Se trata de la capitalidad de Jerusalén, algo que ha hecho descarrilar las negociaciones de paz en varias ocasiones. Ambos, Israelíes y palestinos, la reclaman como su capital y a partir de ahí viene todo lo demás. Es cierto que el desencadenante fue el asesinato de dos policías israelíes, lo que provocó que el gobierno de Netanyahu colocara detectores de metales para evitar más violencia. Hasta ahí todo parece correcto, si no fuera porque los puso en un lugar considerado territorios ocupados por la ONU y por los palestinos, que entienden que aceptarlo supone dar el visto bueno a la soberanía israelí sobre la Explanada de las Mezquitas.

Un anciano se dirige a la explanada de las mezquitas a rezar. Su camino, a través de la Puerta de Damasco está flanqueado por casi una veintena de agentes israelíes.

Incluso un ex director del Mossad, Dany Yaatom, advirtió que los detectores podían generar más violencia de la que evitaban. A toro pasado, una vez que el gobierno de Netanyahu ha tenido que dar marcha atrás, parece evidente que fue un error de cálculo.

Para acabar de complicar la situación, un guardia de seguridad de la embajada israelí mata a tiros a dos jordanos. Uno de ellos le atacó con un destornillador, el otro tuvo la mala suerte de estar presente en la misma estancia. Jordania, que también es parte interesada en esta crisis -pues en virtud del Statu Quo del 67 y los tratados de paz del 94 firmados con Israel administra el interior de la Explanada – facilitó la repatriación del agente y, horas después, Netanyahu ordenaba la retirada de los detectores de metales. Eso sí, dejando claro que no había relación entre ambos hechos.

Mohamed Husein, Gran Muftí de Jerusalén, la máxima autoridad religiosa, durante las protestas.

Y entonces uno piensa: ya está. Los musulmanes a rezar a al Aqsa y todo vuelve a la normalidad. Pues no. El Wafq, la máxima autoridad religiosa, dice que no; que no acepta las nuevas medidas de seguridad propuestas por Israel. Y uno se pregunta: ¿por qué? Pues porque al Fatah, Jordania y Egipto defendían el cese de las protestas pero la Rama Norte del Movimiento Islámico, con el jeque Raed Saleh a la cabeza, la Yihad Islámica y HAMAS, respaldada por el presidente Erdogan -Hermanos Musulmanes –  las apoyaban.

Finalmente, el debilitado gobierno de Benjamin Netanyahu ha retirado todas las medidas del seguridad ante las protestas de la ultraderecha, que asegura que es una rendición al terrorismo. El 77% de los israelíes, según el diario Jerusalem Post, cree que ha claudicado. En lugar en el que nada es gratis, sin duda, ahora, la extrema derecha y el movimiento colono le pedirán algo a cambio.

lunes a domingo a las 6:30, las 15.00 y las 21.00 horas en La 1 

 

 

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